San Ildefonso en el Tiempo | Los colegios jesuitas y su labor difusora

Los colegios jesuitas
y su labor difusora de conocimiento

Desde la llegada de los jesuitas a la Nueva España en 1572, la creación de colegios fue una labor fundamental de la compañía. Cada recinto tenía funciones específicas: los llamados mayores, como el de San Pedro y San Pablo, eran destinados a estudiantes con grado obtenido en las aulas de la Universidad Pontificia de México; los menores, como el caso del Antiguo Colegio de San Ildefonso, tenían la función de ser una residencia donde se impartían clases para asistir a la Universidad en busca del preciado reconocimiento gradual.

Por su parte, colegios como el de Pátzcuaro y el noviciado de Tepotzotlán se convirtieron en recintos para aprender algunos de los idiomas hablados por las comunidades. El método educativo de la Ratio Studiorum fue el más importante durante el Renacimiento, pues se impartían lecciones de derecho civil y canónigo, teología y filosofía. Pronto la educación jesuita fue muy solicitada en las ciudades virreinales que dieron origen a la expansión y prestigio de los integrantes de la orden.

Personajes como Antonio Núñez de Miranda (1618-1695) quien fuera el confesor de sor Juana Inés de la Cruz, fue también provincial de la Compañía de Jesús y, por su dominio en temas teológicos, era considerado una eminencia, ejemplo de los cientos de personajes referentes del siglo XVII por su dedicación al estudio.

Todo ese cúmulo de conocimiento requería no solo de resguardo, sino también de difusión. Así, con el proceso de ampliación del colegio de San Ildefonso (realizado de 1712 a 1749), también se estableció una biblioteca que, debido a los múltiples usos que tuvo el colegio, quedó en el olvido.

Miguel Cabrera, Maravilla americana y conjunto de
raras maravillas
, 1756. Imprenta Real y más antiguo
Colegio de San Ildefonso.
Respecto a la imprenta, los jesuitas la solicitaron desde los primeros años de su llegada a tierras novohispanas, pero no les fue otorgada sino hasta el siglo XVIII. De 1748 hasta su expulsión en 1767 fue establecida en el Colegio de San Ildefonso, con lo que se dio un auge de publicaciones de escritos que llegaron a todos los rincones del virreinato, como Maravilla Americana (1756), texto que daba testimonio académico de los pintores más destacados como Miguel Cabrera, Francisco Antonio Vallejo José de Alcibar, o sobre la Virgen de Guadalupe como imagen sagrada que detonó el fenómeno de las pinturas tocadas y el culto guadalupano.

La información llegada de las misiones era recabada y enviada al Colegio de San Ildefonso, donde los expertos en lenguas les daban forma para ser impresas y difundidas en los distintos territorios donde la presencia jesuita estaba presente. El registro y documentación de cada proceso evidencia la necesidad de enriquecer los acervos informativos que contribuirían a un mejor conocimiento del espacio, de sus gentes y maneras de acercarse para obtener mejores resultados en su labor evangelizadora.

Después de la expulsión de los jesuitas en 1767, el ayuntamiento de la ciudad comenzó un litigio con la corona española para devolver la misión educativa al Colegio de San Ildefonso. La resolución del rey llegó en 1773, y una de las instrucciones fue que el examen y depuración de libros de doctrina laxa y manuscritos se ejecuten en la biblioteca de aquel colegio; referencia que aún resguarda el Archivo Histórico de la Ciudad de México.

Con la expulsión, el desmembramiento de la biblioteca fue inminente. Personajes como Lorenzo Boturini se dieron a la tarea de adquirir parte de esas colecciones, sin olvidar las aportaciones de los jesuitas novohispanos que desde el exilio escribieron sobre la riqueza del pasado cultural y material de México, la tierra que los vio desarrollarse.

Al día de hoy, se conservan ejemplos de libros de oraciones, ejercicios espirituales, rosarios y de coros escritos en “Lengua Mexicana”; sin embargo, una de las mayores aportaciones jesuitas fue el aprendizaje de dichos idiomas; prueba de ello son los textos escritos en cora, huichol, tarahumara, cahita, entre otros.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.


Bibliografía:

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  • Chevalier, Jean. Historia de los latifundios en México. México. F.C.E. 1997.
  • Decorme, Gerard. La Obra de los Jesuitas mexicanos durante la época colonial. 1572- 1767. Tomo I Fundaciones, México, PORRÚA, 1941.
  • El Arte de las Misiones del Norte de la Nueva España 1600-1821. México, ACSI, 2009.
  • Gonzalbo Aizpuru, Pilar. La Educación popular de los jesuitas. México, UIA, 1989.
  • Gonzalbo Aizpuru, Pilar. Educación, familia y vida cotidiana en el México Virreinal. México, COLMEX, 2013.
  • Vargaslugo Elisa. (1997) El Real y Más Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Antiguo Colegio de San Ildefonso, México, NAFIN, 1997

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