Francisco Toledo: arte y activismo
Francisco Toledo: arte y activismo
Toledo, el único artista con alma de tlacuilo.
Joaquín Galarza
Artista, grabador, dibujante y defensor de los derechos humanos y la naturaleza, polifacético y con una óptica enfocada en la raíz indígena de las culturas originarias de Oaxaca, Francisco Toledo nació en Juchitán, Oaxaca, el 17 de julio de 1940. Desde niño descubrió su fascinación por el dibujo y los animales, los cuales recreaba en una atmósfera de imaginería fantástica que impulsó los ímpetus hacia la creación artística. Toledo también fue un apasionado con el que logró ampliar sus inquietudes y experimentación artística.
Transcurrida su adolescencia en Oaxaca, Toledo arribó a la Ciudad de México para continuar su formación en la Escuela de Artes y Artesanías de la Ciudadela. Su habilidad y estilo atrajeron la atención de Antonio de Souza, quien buscaba jóvenes creadores con tendencias y propuestas nuevas. Fue así como de Souza montó una de las primeras exposiciones del artista en su galería de la calle de Génova. .
Gracias a la recepción positiva de la exposición, Francisco Toledo tuvo la posibilidad de viajar a Europa, donde conoció a Olga y Rufino Tamayo, así como al premio Nobel de Literatura Octavio Paz, quien lo apoyó para conseguir una estancia en la Casa de México de la Ciudad Universitaria de París, recinto para jóvenes creadores, investigadores y para todos aquellos que se encontraban en proceso de formación en el viejo contente.
Tras su regreso a México en 1967, Toledo presentó diversas exposiciones en prestigiosas galerías de la Ciudad de México —como Arvil y la Casa de Lago de la UNAM—, así como en Estados Unidos, principalmente en Nueva York. En 1972 fundó la Casa de Cultura de Juchitán, lugar abierto a las artes y la creación comunitaria que fueron parte importante de su trabajo como gestor cultural, y en cuya esencia radica la imperiosa necesidad de crear espacios para las generaciones jóvenes.
En la ciudad de Oaxaca, Francisco Toledo acudía frecuentemente al taller del grabador Fernando Sandoval; ahí, con la técnica del grabado, exploró una inmensidad de posibilidades que desarrolló con maestría en el género del autorretrato, parte medular en su proceso creativo.
En la década de los ochenta colaboró con diversos escritores como Jorge Luis Borges y José Emilio Pacheco. El Álbum de zoología, bellamente ilustrado con sus grabados, es un referente de la gráfica y el diseño editorial, poseedor de un gran valor dentro del ámbito cultural mexicano.
En 1988, sin olvidar su labor como gestor cultural, Francisco Toledo creó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, espacio multidisciplinario abierto a los jóvenes creadores y la investigación. Por un lado, la casona del siglo XVIII donada al INBAL por la familia Toledo funciona como un espacio para la formación y experimentación en las artes gráficas, al mismo tiempo que resguarda la Colección Toledo-INBAL que anteriormente fue conocida como Acervo José F. Gómez, quien fuera tío del artista y que gracias a su trayectoria es un referente de la historia de Juchitán. Al dia de hoy, ese acervo ha crecido y cuenta con cerca de 20 mil piezas gráficas y documentos. También conformó la Colección Toledo de Fotografía que cuenta con alrededor de 100 mil fotografías y documentos.
En los noventa, junto a Luis Zárate, Toledo participó en el rescate del huerto del convento de Santo Domingo, fundado en el siglo XVI por los frailes dominicos. El espacio se preparaba para servir como estacionamiento público, sin embargo, gracias a la intervención de los artistas a través del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Natural y Cultural de Oaxaca (ProOax), se pudo conservar y habilitar para finalmente ser convertido en el Jardín Etnobotánico, donde se reúnen especies endémicas de las regiones oaxaqueñas.
En 1992 se da lugar a la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, mientras que en 1996 nace el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. Finalmente, en 2006, abriría sus puertas el Centro de las Artes de San Agustín (CASA).
Una de sus últimas acciones fue a raíz de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, en septiembre de 2014. Toledo, a manera de protesta y con base en una tradición zapoteca, voló papalotes con el rostro de los desaparecidos para exigir su regreso.
Francisco Toledo falleció el 5 de septiembre de 2019 en la ciudad de Oaxaca. En noviembre de ese mismo año, el Colegio de San Ildefonso dedicó su tradicional ofrenda al artista que hizo de su herencia cultural un universo de creación artística.
Jonatan Chávez
Historiador y
Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San
Ildefonso.
Bibliografía:
- Historia del arte mexicano, arte contemporáneo. Bogotá, Editorial Emán, 2006.
- Toledo, Francisco y Pacheco, José Emilio. Álbum de zoología. México, El Colegio Nacional - Ediciones Era, 2006.
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