San Ildefonso en el Tiempo | Creación del Colegio de San Ildefonso
Creación del Colegio de San Ildefonso
Hesiquo Irirarte y Santiago Hernández, Juramento de Iturbide en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, 1874, Litografía. |
Establecidos en la Ciudad de México a fines del siglo XVI, los jesuitas dieron lugar a la constitución de los colegios de San Pedro y San Pablo, y San Gregorio; más tarde San Miguel y San Bernardo. La necesidad de contar con recursos y misioneros hizo de los colegios lugares de reunión para los jóvenes, sin embargo, la poca matrícula y los gastos para sostener dichos espacios, sin olvidar que la labor evangelizadora era prioridad, ocasionó una serie de problemas administrativos que fueron resueltos con la fusión de colegios como el de San Bernardo y San Miguel, amalgama que dio origen al Colegio de San Ildefonso.
La reunión de poblaciones estudiantiles en un solo recinto implicó la necesidad de encontrar un espacio más grande. Claudio Acquaviva, general de la compañía en tiempos de la creación del Colegio de San Ildefonso, sugirió la creación de células más sólidas que permitieran el trabajo evangelizador para mantener un equilibrio entre ambas acciones que fueron el pilar en el quehacer de la Compañía de Jesús.
Las reminiscencias de aquellos espacios que dieron lugar al recinto que hoy ocupa San Ildefonso, se encuentran a un costado de la calle de Argentina, donde se puede ver un letrero que da a un acceso —ahora usado como estacionamiento— desde el que se lee San Miguel sobre un marco pétreo mixtilíneo que guarda similitudes estilísticas y temporales con la fábrica del Colegio de San Ildefonso, lo que demuestra que en algún tiempo hubo correspondencia con el edificio jesuita fusionado, además de las referencias dejadas por diversos autores que consideraron el espacio de colegios jesuitas una especie de fortaleza.
Antiguo Colegio de San Ildefonso ©Imprenta de la Reforma, 1882 |
No bastaba con emitir instrucciones para la creación de espacios formativos: se requería que estos alcanzaran reconocimiento y prestigio por la educación que ahí se impartía. Así, fue necesario constituirlos ante las autoridades virreinales y recibir de estas el reconocimiento institucional para su funcionamiento.
Sin duda, esto significaba un largo camino dentro de la burocracia del imperio español. Con el paso del tiempo se refrendó que los jesuitas habían llegado a una tierra que los abrazó como suyos y que habrían de dar los primeros frutos del criollismo, alimentado por el amor a la tierra donde se hayan las raíces de la identidad cultural novohispana.
Jonatan Chávez
Historiador y
Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San
Ildefonso.
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