San Ildefonso en el Tiempo | Los jesuitas y órdenes religiosas

Los jesuitas y su relación con las órdenes religiosas
a través del patrimonio artístico del Colegio de San Ildefonso

Las imágenes son de la Virgen nuestra
 señora, del apóstol san Pedro, de san Juan
Bautista, de san Bernardo y del gloriosísimo
arcángel san Miguel y de nuestro buen padre
san Ignacio, quedando las salas con el nombre del santo
 que está en cada una de ellas, a quien todos
 los de la sala hacen fiesta, confesando y comulgando
y haciendo otras manifestaciones exteriores
en el día en que nuestra santa madre iglesia
celebra la memoria de tal santo.

Visitador Rodrigo de Cabredo


Aparición de la Virgen a San Ignacio de Loyola.
Mediateca INAH.

El Colegio de San Ildefonso guarda en sus fachadas (rehechas por el diseño de Pedro de Arrieta en el siglo XVIII) las expresiones marianas que evidencian el lenguaje que se hablaba en el periodo virreinal entre las órdenes religiosas, y la imagen que proyectaban al resto de la sociedad novohispana.

La primera evidencia es la virgen del Rosario, realizada en tecali —una variedad de piedra marmórea procedente de Puebla—. Esta fue colocada en el nicho central de la fachada que da acceso al patio de novicios, coronada sobre una media luna. Dicha figura ya muestra atributos de ser la reina del cielo, por lo que su tallado es posterior a que fuese condecorada con estos atributos celestes que quedaron asentados tras el Concilio tridentino, y que fueron reiterados en su ejecución.

En la época virreinal era común que, al arribar a los nuevos territorios, las órdenes mendicantes recibieran apoyo de las ya establecidas. Mientras comenzaban a adaptarse recibían  limosnas, donaciones y herencias, situación que les permitió levantar sus propios espacios conventuales, colegiales, iglesias y hospitales. En agradecimiento, los misioneros que recibían ayuda colocaban algún elemento en sus edificaciones, como el emblema de la orden o alguna de sus devociones.

La advocación es correspondiente a la devoción de los dominicos, quienes fueron los que hospedaron a Pedro Sánchez y a su apostolado misionero que habría de echar las primeras semillas del jesuitismo en la Nueva España. La devoción de Domingo de Guzmán (1117-1221), fundador de la orden en 1216, ejercía ya un culto profundo al rosario mariano. Eran doce los dominicos cuando llegaron a la Nueva España en 1526; sin embargo, debido al fallecimiento de algunos, solo llegaron tres a la Ciudad de México. Más tarde, en 1528, llegaron otros veinticuatro para iniciar asentamientos en misiones como Oaxtepec, Chimalhuacán, Chalco y Coyoacán, en lo que nominaron naciones mexicana, zapoteca y mixteca.

Los paralelismos entre las vidas de Domingo de Guzmán e Ignacio de Loyola sobre la devoción a la virgen, empatizaban con el ejercicio del virtuosismo y el fervor misionero de propagar el culto mariano.

La consagración del Colegio a San Ildefonso es una reafirmación de los paradigmas del jesuitismo como base de su labor educadora y misionera. La labor educativa durante la época virreinal estuvo vinculada al ejercicio de la creencia, con el ideal de replicar una sociedad virtuosa que fuese reflejo de una educación cimentada en la cristiandad, depositando todos sus esfuerzos en que los espacios reflejaran esa devoción. El paso del tiempo despojó a los recintos de sus atavíos y los resignificó con nuevas actividades y símbolos, sin embargo, los rastros que prevalecieron son fragmentos de lenguajes que expresan complejidad, evidencias de riqueza, estilo y bellezas que sustentan la cultura desarrollada en estas latitudes.

Colegio de San Ildefonso. Archivo IISUE.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.


Bibliografía:

  • Antiguo Colegio de San Ildefonso. México, NAFIN, 1997.
  • Bethell, Leslie. Historia de América Latina. Vol. 2. América Latina colonial siglos XVI, XVII y XVIII. Barcelona, Cambridge University Press - Crítica, 1998.
  • Decorme, Gerard. La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial. 1572- 1767. Tomo I “Fundaciones”, México, Porrúa, 1941.
  • León Portilla, Miguel y Carmen Aguilera. Mapa de México Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550. México, CDMX, 2016

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