San Ildefonso en el Tiempo | La sillería del Convento de San Agustín
La sillería del Convento de San Agustín
en el Colegio de San
Ildefonso como patrimonio trashumante
La más famosa, que
puede considerarse
una de las obras
escultóricas más notables
que existen en México.
Manuel Toussaint
En
la revisión constante de la historia, los seres humanos reflexionamos sobre lo que
fueron otros tiempos. Sus reminiscencias son la materia con la que se alcanzan
nuevos significados y se da paso a la reapropiación; de esta forma, la historia
se mantiene viva y el patrimonio lo hace posible, por lo que es fundamental
evitar los expolios, las asepsias o negaciones que bajo pretensiones aleatorias
solo sesgan o hacen revisionismo del pasado.
El
Colegio de San Ildefonso es una evidencia contundente de este proceso. Por un
lado, fue un inmueble concebido y consagrado a la educación, sus artífices —los
jesuitas— le dieron origen e indígenas y mestizos se dieron a la tarea de
erigirlo, habitarlo y apropiarse de él, otorgándole así significación en su
contexto hasta su expulsión en 1767; es decir, no proyectaron sus acciones con
base en lo sucedido. En la mirada de sus hacedores, el levantamiento del
inmueble fue entendido para ser siempre un colegio jesuita, nunca pensaron en
un extrañamiento y mucho menos en el abandono del lugar; sin embargo, la
historia transitó en otras circunstancias y bajo estas, el colegio adquirió nuevas
funciones y significaciones que en el tiempo se reafirmaron.
Así
como sucedió con el colegio jesuita, sucedió con múltiples recintos del periodo
virreinal de la Nueva España: unos sucumbieron a las decisiones y factores
humanos; otros a los factores físicos; otros tantos llegaron a tiempos actuales
con un devenir a cuestas de múltiples significados y en la contemporaneidad son
considerados patrimonio cultural, en donde se devela el pasado de la
construcción cultural denominada México.
En
ese transitar de tiempos, los patrimonios afianzan su valor más allá de su
temporalidad; en ellos se destaca la maestría compleja en su artificio, y por
tanto de su estética. En el tiempo actual, son una ventana al pasado para
comprender las complejidades de las sociedades que les dieron origen, los
lenguajes y relaciones establecidas entre ellos y la importancia de elementos
que quizás ya no son de uso común en el presente. Son los patrimonios llaves de
acceso para entenderlos y conocer la importancia para las comunidades actuales
de preservarlos, revisarlos y transmitir su legado.
Salón Generalito © Fotografía Víctor de Reza |
La
sillería del Convento de San Agustín es un mobiliario que sorprende, pues casi
se mantiene íntegra: resistió el tiempo y la condición humana. En anteriores
entregas se pudo hacer una revisión que amerita ser ampliada y así otorgar
mayores recursos para su conocimiento como parte del patrimonio que resguarda
el Colegio de San Ildefonso.
Desde
finales del siglo XIX, la sillería del Convento de San Agustín fue instalada en
salón El Generalito del Colegio de
San Ildefonso junto a los veinte lienzos y la cátedra; son acervos que han establecido
una historia compartida desde la visión del patrimonio cultural, y que nos
facilita comprender las complejidades de su devenir. Merece la pena tratar
entender el proceso que, del pasado al presente, otorga todo este patrimonio.
Estos
acervos reunidos representan una posibilidad para revisar la narrativa de los
discursos de las órdenes mendicantes que arribaron a la Nueva España en las
primeras décadas del siglo XVI y que fueron una base importante para los recién
llegados a finales del mismo siglo. La factura de la sillería, revestida con
pasajes bíblicos, avala el sentido misionero de los agustinos, que a su vez se comunicaban
con sus correligionarios en un tiempo de utopía, caos, predestinación divina y
visiones apocalípticas de una sociedad aspiracional y estamental como era la novohispana.
La
sillería fue removida de su lugar original debido a que el Colegio de San
Ildefonso fue destinado para albergar a la primera institución laica del México
Independiente; mientras San Ildefonso terminaba
con su misión educativa religiosa, la Iglesia del convento agustino se asignó a
su vez una labor educativa al convertirse en biblioteca, para dar paso a una
educación moderna y revitalizante de una sociedad que veía necesario dejar a un
lado su pasado, apostando por un futuro libre de intervenciones y en búsqueda
de su propia identidad.
Después
de su desmantelamiento en la década de 1860, en San Agustín habría de
instalarse la Biblioteca Nacional; sin embargo, sería hasta la década de 1890
en la que se rescata de la noche de la historia la riqueza de la silería y se
toman las decisiones que llevaron a su instalación en el recinto de la entonces
Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso, dichas improntas sirvieron para
ilustrar las crónicas de diarios que registraron la sillería en El
Generalito desde 1895, como las imágenes del fotógrafo norteamericano Henry
Greenwood Peabody, fechadas en 1898.
Salón Generalito © Fotografía Víctor de Reza |
En
la década de los treinta del siglo XX, la acuciosa pesquisa de Rafael García
Granados —reunida en su estudio Sillería del coro del Convento de San
Agustín, publicado en 1941— puso de relieve el interés de personajes como
el maestro Manuel Toussaint por dirigir sus esfuerzos al rescate, estudio y
análisis desde una óptica propia del arte novohispano. En todas las disciplinas
y reminiscencias prevalecientes fueron incluso parte aguas en su contexto para
la generación de un laboratorio revisionista del pasado estético novohispano,
que más tarde dio origen al Instituto de Investigaciones Estéticas de la
Universidad Nacional Autónoma de México en 1936, cuyos precursores fueron
Federico Gómez Orozco, el mismo Rafael García Granados, Luis Mac Gregor,
Justino Fernández y el maestro Manuel Toussaint.
La
investigación realizada por Rafael García Granados implicó un trabajo
multidisciplinario en colaboración del arquitecto Mac Gregor y Justino Fernández;
el levantamiento de planos, realización de gráficos, estudios históricos y
crítica de arte generó un texto referente para conocer el origen, composición y
características estéticas de la sillería. Su disposición dentro de El
Generalito, el rastreo de los pasajes bíblicos, el conteo total de los tableros
—tema que se abordará las siguientes entregas—, y la lectura de toda la obra,
permite dialogar con el único mobiliario jesuita que aún permanece dentro del
recinto: la catedral del Colegio de San Ildefonso.
Salón Generalito © Fotografía Víctor de Reza |
En 2015, el doctor Carlos Martínez Assad (investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales de nuestra máxima casa de estudios), reunió en su Legado mesiánico. La sillería del Coro del San Agustín el devenir del mobiliario, su huella a través del tiempo y la precisión de los pasajes; desde las investigaciones anteriores se refieren 254 pasajes hasta lo revisado y precisado por el doctor Assad, incluidos los 17 localizados —que en realidad daban la suma de 159.
La sillería del convento de San Agustín en el Salón Generalito del Colegio de San Ildefonso es un patrimonio que reúne tiempos y procesos creativos de comunidades que en su lenguaje tuvieron presente el sentido religioso reflejado en su cotidianidad. De sus creaciones hicieron canales de expresión que siempre tuvieron presentes la suntuosidad, belleza y estilo, preceptos vigentes en el presente, esenciales para entablar diálogos y reconocer la riqueza resguardada con la que es posible entender la complejidad de los significados y símbolos del patrimonio cultural de México a través del tiempo.
Jonatan Chávez
Historiador y
Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San
Ildefonso.
Bibliografía:
- García Granados, Rafael. Sillería del coro de la antigua Iglesia de San Agustín. México, Imprenta Universitaria, 1941.
- Martínez Assad, Carlos. Legado mesiánico. La Sillería del coro de San Agustín. México, UNAM, 2015.
- Maquívar, Ma. Del Consuelo. “La sillería de El Generalito” en Antiguo Colegio de San Ildefonso. México, Nafin, 1997.
- Villa, José Moreno. La escultura colonial mexicana. México, FCE, 2004.
- Weckmann, Luis. La herencia medieval de México. México, FCE, 1983.
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