San Ildefonso en el Tiempo | Nuevas modalidades en la educación

 

 Preceptores
Nuevas modalidades en la educación tras la
expulsión jesuita de la Nueva España


Que habéis de saber que si es hijodalgo, christiano viejo y quien no ha de tener mezcla de otra sangre, como es de moro, turco o judío, que ha de ser de bien vida y costumbres, y faltando todo esto, vos mando no les deis las cartas, porque no siendo así, no podrá gozar de ninguna de ellas, sino antes vos mando le castiguéis y no le comentéis tener enseñan maza ni ninguna pena de nuestra merced y de (…) penas pecuniarias y que vos impongo den de luego.

Cédula Real año de 1709


En el Archivo Histórico de Ciudad de México “Carlos de Sigüenza y Góngora” se localiza un archivo en el ramo dedicado a la instrucción pública, que aborda una notificación girada a dos personas sobre los trámites que deben presentar al ayuntamiento para obtener el permiso en el ejercicio como maestros de primeras letras: los preceptores de gramática Joseph Ymaz y Juan Antonio Pérez Vallejo, ambos ex alumnos del Colegio de San Ildefonso.

         Retrato de Clemente XIV, (1773). Anónimo,
Biblioteca 
Vaticana.

Un preceptor era un maestro particular, persona que tenía el cargo de la educación de los menores que habitasen una casa, quien daba seguimiento a la evolución educativa de los infantes. Esta actividad la abrazaron muchos de los ex alumnos de la Compañía de Jesús, que se habían quedado a la mitad de su formación, ya que no alcanzaron a ordenarse como miembros ante la supresión de la misma, emitida a través de la pragmática de secularización emitida por Clemente XIV, conocida como Dominus ac Redemptor de 1773, que asimilaba a los jesuitas al cuerpo del clero secular de la iglesia.

Si bien la pragmática aplicaba a todo el orbe, es sabido que muchos integrantes de la orden jesuita se negaron a adherirse a ella, lo que los dejaba en un grado de desconocimiento clerical; otros encontraron refugio como preceptores de las dinastías monárquicas de la Europa oriental —principalmente en Prusia y el imperio ruso, pasaje que merece una entrega más adelante—.

En el caso novohispano, en el Colegio de San Ildefonso aún se resguardan lienzos que representan a algunos personajes que desde las entrañas de la iglesia hicieron sus esfuerzos para restablecer este cuerpo misionero, que le fue tan útil a la iglesia por casi doscientos años para la propagación de la fe.

Para conocer cuáles fueron los destinos de todos aquellos que fueron despachados por los jesuitas y cuáles fueron las actividades laborales para ganarse la vida que tuvieron los educadores, hay que considerar que muchos de ellos, al no concluir la ordenación se quedaron sin poder ingresar a otra orden religiosa; por otro lado, en el clero secular no tenían cabida al no contar con el grado y menos con los recursos para obtenerlo, por lo que la dura realidad para ganarse la vida llevó a muchos de ellos a enfrentamientos que por origen racial en el sistema de castas y por las viejas prácticas impuestas por la tortuosa burocracia novohispana, acentuaban su complejidad.

Tanto Richard Kagan como la especialista Pilar Gonzalbo en sus investigaciones sobre la educación concluyen que la revolución educativa detonada en Europa desde el siglo XV fue el fenómeno propagador de la cultura occidental, ya que difundió los saberes que hasta ese entonces occidente tenía, y que pronto se enriqueció con informaciones del exterior al diversificarse los fenómenos humanos de expansión y apropiación del espacio geográfico, cuyo resultado fue un novedoso cúmulo de conocimientos.

Los métodos educativos establecidos en los territorios de ultramar quedaron emulados al modo de los de la península ibérica y en el trascender del tiempo permanecieron estáticos: solo eran refrendados vía las cédulas reales emitidas por los distintos monarcas en el trono; sin embargo, con la expulsión jesuita lo establecido volvió a cobrar interés. La jurisdicción del gremio del arte de leer, escribir y contar, como todas las actividades en la Nueva España, estaba inmersa en códigos, restricciones y reglas a seguir; sin embargo, en el país donde se acata mas no se cumple, la relajación y la adaptación a los modos de vida eran práctica cotidiana.

En las postrimerías del siglo XVIII, la reciente expulsión puso en evidencia las prácticas anquilosadas cargadas de prejuicios que la autoridad virreinal hacía valer, en este caso para impedir a los ex alumnos el ejercicio de la actividad docente como una especie de estigmas en torno a la raza; el origen y la práctica moral fueron una constante que no dejaba de pesar en la mentalidad de una sociedad estamental que ante nuestros ojos aparece llena de estereotipos y convenciones que hoy resultan cuestionables e inaceptables, pese a que las ganancias modestas y ausencia de interés en el ramo era lo que empujaba a los exalumnos a ocupar nichos que resultaban más atractivos pese a nociones como la “impureza de sangre” y todos los requisitos solicitados por las autoridades.

El archivo se mantiene legible durante todas las restricciones a las que se debían apegar los preceptores Joseph Ymaz y Antonio Pérez; sin embargo, la respuesta se pierde en la noche de los tiempos: solo deja ver el primer cuestionamiento que hacen cuando uno de ellos se extraña sobre desde hace cuánto tiempo se tenían considerados tantos requisitos para poder trabajar. La autoridad mostraba una clara intención de impedir a los exalumnos el ejercicio profesional educativo por su origen alonsiaco, señal de un sentido persecutorio.

El pasado siempre resulta aprendizaje y reflexión en el presente. Entender la complejidad del pensamiento de otros tiempos nos permite aprender sobre lo riesgoso de omitir o restringir su acceso, pues es de la condición humana replicar acciones que no tienen cabida y pueden ser en gran medida perjudiciales en el presente.


Dominus ac Redemptor (agosto 1773). Breve de Clemente XIV

                                                            

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.


Bibliografía:

·     Archivo Histórico de la Ciudad de México: Expedientes 15, 17, 18, y 22. Historia ramo: Fundaciones, vol. 2262.


·     Bethell, Leslie (ed.). Historia de América Latina. Tomo II: América Latina colonial: Europa y América en los siglos XVI, XVII y XVIII. Barcelona, Cambridge University Press-Crítica, 1998.

·      Chevalier, Jean. Historia de los latifundios en México. México, FCE, 1997.

·      Decorme, Gérard. La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial.           1572- 1767.  Tomo I: Fundaciones. México, Porrúa, 1941.

·       Lozano Fuentes, José Manuel. Historia de España. México, CECSA, 1980.


·       Lynch, John. La España del siglo XVIII. Barcelona, Crítica, 1999.

·       Velázquez, María del Carmen. Estado de guerra en Nueva España 1760-1808.   
  México, Colmex,1997.



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