Maestros Muralistas | Siqueiros: Entre la guerra y la utopía

 

David Alfaro Siqueiros
Entre la guerra y la utopía

 

Todo podía pasar, todo pasaba en México…

 Era la democracia más dictatorial que pueda concebirse.

 

Pablo Neruda


Siqueiros en la prisión de Lecumberri.
©Sinafo, INAH
.
 

En 1937, David Alfaro Siqueiros se incorporó al Ejército Popular defensor de la República española con el grado de teniente coronel, y un año más tarde viajó de España a París, donde dictó conferencias sobre arte callejero y contrajo nupcias por tercera ocasión. Con el surgimiento del gobierno de Francisco Franco y la derrota republicana, el retorno a México fue inminente.

En el intersticio de 1939-40, la actividad artística y política de Siqueiros fue muy activa: interviene el sindicato de electricistas y las imágenes de la guerra lo llevan a representar escenas dantescas de sus episodios.

Para 1940, sus convicciones políticas lo llevaron de nuevo a prisión: Jorge Dimitrov, encargado del servicio secreto de la URSS, encomendó al pintor conducir uno de los tres comandos que atentaron contra León Trotsky, quien había encontrado asilo político en tierras mexicanas. Esta acción convierte a Siqueiros en un perseguido, por lo que se refugia en Hostotipaquillo (Jalisco) hasta su captura y encarcelamiento en Lecumberri, de octubre de 1940 a marzo del siguiente año.

En la cárcel conoce al poeta chileno Pablo Neruda, con quien salía a beber tragos en compañía del comandante Pérez Rulfo; la triada entraba y salía con total goce de garantías de la cárcel de Lecumberri, se perdían por los lugares donde no fueran reconocidos, para luego volver al presidio y despedirse con total desenfado —privilegios que desde décadas atrás otorgaba discrecionalmente el sistema carcelario en México—.

Con las gestiones de Neruda y del embajador de la República de Chile, Reyes Spíndola, Siqueiros sale de prisión y se exilia en Chillán, al sur de la ciudad de Santiago. Ahí ejecuta la obra Muerte al invasor para la Biblioteca México, espacio donado por el gobierno mexicano a la localidad sudamericana.

Con los años, la práctica constante de Siqueiros le permitió enriquecer su obra pictórica que, aunada a la experimentación en los procesos y materiales de su constitución, le llevaron a convertirse en un artista multifacético, dinámico y siempre propenso al cambio y la evolución.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.


Bibliografía:

  • Herner, Irene. Siqueiros, del paraíso a la utopía. México, Porrúa, 2010.
  • Leo Matiz, el muralista de lente. A cien años de su nacimiento. México, Colegio de San Ildefonso, 2017.
  • Matute, Álvaro. La revolución mexicana: actores, escenarios y acciones. Vida cultural y política 1901-1929. México, Editorial Océano, 2002.
  • Pinta la revolución. Arte moderno mexicano, 1910-1950. México, Secretaría de Cultura, 2016.
  • Ramírez, Fausto. Modernización y modernismo en el arte mexicano, México, UNAM, 2008.
  • Roura, Alma Lilia. Olor a tierra en los muros. México, Educal, 2010.


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