Maestros Muralistas | Murales de José Clemente Orozco en Guadalajara

Murales de José Clemente Orozco en la ciudad de Guadalajara
Primera parte

José Clemente Orozco, Hidalgo, fresco, 1936-1937. 

Cubo de la escalera del palacio de gobierno, Guadalajara, Jalisco México. 



Las semejanzas con ciertos periodos de nuestra historia son demasiado visibles para que precise indicarlas. También el pueblo de México tuvo que vencer, a costa de cruentos y prolongados sacrificios…Ningún mexicano de inteligencia y corazón dejará de percibir la semejanza entre nuestra situación de 1913 y la actual del pueblo español.
Antonio Castro Leal 
Sobre la guerra civil española, 1936.
 

A los 52 años de edad y por invitación de Luis Cardoza y Aragón, José Clemente Orozco fue invitado a intervenir el paraninfo de la Universidad de Guadalajara. El retorno a la ciudad de Guadalajara lo motivó a llevar a niveles mayores su obra plástica. Esta fue una de las etapas más prolíficas del artista, quien reflejó el amor a sus orígenes al intervenir tres espacios esenciales en la ciudad: el mencionado paraninfo, el palacio de Gobierno y la capilla del Hospicio Cabañas.

 

Esta serie mural es considerada la mejor de su trayectoria, donde el muralista dio rienda suelta a su capacidad compositiva: la naturaleza del hombre, su espíritu amenazado por las ideologías extremas y los vientos de guerra que caían sobre diversas latitudes como peligro constante.

 

En lo técnico, la superficie diametral de la cúpula del paraninfo se convirtió en la consumación del dominio total de su técnica. En el palacio de gobierno de la capital tapatía, el artista se enfrentó al reto de intervenir el cubo de la escalera, algo que ya había experimentado en un plafón similar de la Preparatoria de San Ildefonso. En este caso, la composición es un tríptico que conforman a los tableros diferenciados entre sí.

 

El padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla, se posiciona como figura central en la parte superior. Su espada ardiente como antorcha que ilumina a los hombres del campo de batalla evoca al Prometeo del Colegio de Pomona. En los muros laterales pinta una procesión siniestra que reúne épocas donde tiranos, déspotas y prelados de la iglesia representan la opresión, persecución y sometimiento del ayer, junto a las ideologías del fascismo alemán, italiano y japonés (al lado de las del comunismo ruso), todas ellas encarnizadas en una eterna arenga carente de sentido.

 

Lo grotesco y lo turbio, propios de la violencia, reunidos en un mural que por décadas ilustró las páginas de los libros de texto y fueron la base del constructo identitario que el Estado pretendió arraigar en millones de educandos. Puede que lo haya logrado, pues si se piensa en el prócer de la patria, es ese Miguel Hidalgo ejecutado por José Clemente Orozco el que ayudó a reforzar el mito, la fábula, la historia y la realidad de la memoria de nuestra nación. 


Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.



Bibliografía:

 

  • Matute, Álvaro. La revolución mexicana: actores, escenarios y acciones. Vida cultural y política 1901-1929.México, Editorial Océano, 2002.
  • Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano. México, Museo de Arte de Filadelfia-Museo del Palacio de Bellas Artes, 2016.
  • Ramírez, Fausto. Modernización y modernismo en el arte mexicano, México, UNAM, 2008.
  • Roura, Alma Lilia. Olor a tierra en los muros. México, Educal, 2010.
  • Tibol, Raquel. José Clemente Orozco: Una vida para el arte. México, FCE, 2009.
  • ___________. Cuadernos de Orozco. México, FCE, 2010.
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