San Ildefonso en el Tiempo | Ocupación del Colegio de San Ildefonso
Levantamientos provocados por la expulsión de la Compañía de Jesús en la Nueva España.Ocupación del Colegio de San Ildefonso
Tras la primera barrida de jesuitas que salieron de Veracruz rumbo a Cádiz, las ciudades de Pátzcuaro, Guanajuato, San Luis Potosí, y San Luis de la Paz se convirtieron en verdaderos polvorines que estallaron con la chispa de la expulsión, hecho que provocó que tanto Gálvez como Croix tuviesen que explicar los levantamientos causados por el dolor de los habitantes al ver salir a los jesuitas.
Las órdenes para la expulsión de los jesuitas llegaron en abril de 1767. Su salida y la prisión que algunos jesuitas padecían en el noroeste, dejaron el ánimo de la sociedad novohispana en un estado de molestia e inconformidad.
De México a Veracruz, el resguardo de los jesuitas estuvo a cargo de la presencia militar, no porque estuvieran en peligro, sino por que los pobladores trataban de esconderlos.
Virrey y Visitador fueron uno en todo el proceso: el primero atendía las recomendaciones del segundo cuando los levantamientos comenzaron. En Guanajuato, Pátzcuaro y Valladolid se dieron más amotinamientos, mismos que terminaron de modo lamentable para los pobladores, quienes además tuvieron que pagar la presencia permanente de las milicias, vistas como símbolo del desprecio del monarca hacia sus súbditos.
Con la expulsión de los jesuitas, el virrey De Croix quiso solucionar el problema del alojamiento de los soldados en la capital, dándoles por cuartel al Colegio de San Ildefonso, el cual albergó al cuarto batallón del regimiento de Flandes o Dragones. La gente no daba crédito al ver todas las noches las humaredas de las fogatas: lo que en otros tiempos fue el colegio más respetado era ahora una caballeriza, situación que llevó a uno de los litigios más importantes en la historia del virreinato novohispano contra las decisiones del monarca.
La campaña para reprimir los levantamientos provocados por la expulsión de la Compañía duró cuatro meses. Se movilizó a más de cinco mil soldados, con un costo aproximado de sesenta mil pesos duros de plata. 85 personas fueron condenadas a la pena capital; otras 75 fueron azotadas públicamente; alrededor de 600 fueron remitidas a los presidios del norte y más de un centenar fueron enviados al exilio. El costo social que tuvo la expulsión no tiene precedente, pues fue la primera vez que la sociedad se revelaba contra la tiranía del gobierno español. Sin embargo, otro costo altísimo fue la ruptura educativa del virreinato que se reflejaría en su historia por venir.
Jonatan Chávez
Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del
Colegio de San Ildefonso.
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