Maestros Muralistas | José Clemente Orozco

José Clemente Orozco

En julio de 1923, José Clemente Orozco comenzó a pintar murales en la Escuela Nacional Preparatoria, gracias a las gestiones de José Juan Tablada, crítico de arte, y a José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación Pública. A partir de entonces, entre el pintor, las autoridades y los estudiantes preparatorianos, transcurrieron cuatro años de enconos, confrontaciones, manifiestos e incluso la suspensión de la obra durante un año, antes de quedar concluida.

Al principio, Orozco realizó una serie en la que ponía de relieve Los dones que el hombre recibe de la naturalezam murales de los que solo quedan La Maternidad y el rostro de Cristo destruyendo su cruz; del resto permanecen improntas fotográficas realizadas por la fotógrafa italiana Tina Modotti.

Con la influencia de los movimientos pictóricos de vanguardia como el futurismo y el expresionismo, Orozco realizó murales con mensajes humanistas que no consagraban sus intenciones, por lo que tomó la iniciativa de removerlos y rehacer sus composiciones que, al día de hoy, podemos admirar en el muro norte y en el primer nivel del cubo de la escalera del patio principal.

Durante su juventud, José Clemente Orozco trabajó como dibujante para El hijo del Ahuizote, periódico de izquierda en tiempos del ocaso del gobierno de Porfirio Díaz. En aquella época, pasaba cada mañana por el taller del grabador José Guadalupe Posada, de quien admiraba su trazo y disciplina de trabajo.

El estilo caricaturesco aprendido en esa etapa de vida se convirtió en un referente que adaptó al gran formato de los muros de San Ildefonso; sus composiciones fueron la expresión ridiculizada de personajes y situaciones que no solo pretendía denunciar, sino también convertir en reflexiones para transformar los nuevos valores de una sociedad ávida de cambios.

El resultado no fue el esperado: José Clemente Orozco fue censurado por su “falta de talento” y acusado de representar un costo oneroso, crítica que lo indujo a detener su trabajo en 1925. Al siguiente año, el artista jalisciense regresó a concluir su obra en los muros de la Preparatoria Nacional.

La claridad de sus trazos, la potencia de sus pinceladas y la intensidad cromática de la paleta de colores son contundentes, generan ambientes que impactan por el dramatismo de cada escena. Quizá la reunión de estos recursos no solo convierte la obra de José Clemente Orozco en la apología de un pueblo que derramó su sangre para renacer, sino también en una posibilidad para revertir lo que por siglos lo había sometido brutalmente. Con todo, reconoció los vicios y las malas prácticas que debían ser extirpados de raíz. No cabe duda: Orozco fue un artista incisivo que plasmó controversias en los muros del Colegio de San Ildefonso, y a casi cien años de haber sido ejecutadas, siguen a la espera de ser resueltas.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.



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