San Ildefonso en el Tiempo | Un breve recorrido por el Colegio

Un breve recorrido por el Colegio de San Ildefonso




En siglo XVII, con la fusión de los Colegios de San Pedro y San Pablo y el otorgamiento del patronato Real (dádiva económica del Rey de España a los jesuitas, destinada a becas para estudiantes de bajos recursos), el Colegio de San Ildefonso comenzó a incrementar su matrícula de internos, por lo que se pensó en la necesidad de agrandarlo.

En 1712 inició la ampliación del inmueble con sus tres patios: el Colegio Chico, el Patio de Pasantes y el Colegio Grande. El salón General y la capilla se inauguraron en 1740, aunque las obras finalizaron nueve años después. El padre Cristóbal Escobar y Llamas, rector del colegio durante los trabajos, no reparó en que su artífice, Pedro de Arrieta, empleara los mejores materiales de la época, como cantera, tezontle y basalto, triada matérica que le dio ese sello distintivo a la arquitectura barroca novohispana de la Ciudad de México. En 1749 se concluyó la obra, el tiempo necesario para detallar los acabados, como las forjas de los balcones, la delicada talla de los portones y las ventanas de cedro rojo.

Al decretarse la expulsión de la Compañía de Jesús, el edificio fue ocupado por el cuarto batallón del regimiento de Flandes. El repudio de la población ante el nuevo uso del recinto no se hizo esperar. En el Archivo Histórico de la Ciudad de México existen documentos que describen con alarma y enojo las humaredas visibles desde el exterior, resultado de las fogatas que hacían los soldados en los patios para preparar el rancho (comida que se da a los militares), sin respeto alguno hacia su primera vocación y su valor arquitectónico.

En 1833, el inmueble fue convertido en Escuela de Jurisprudencia. En 1863 lo ocuparon los jesuitas, pero lo perdieron nuevamente cuando Benito Juárez fundo la Escuela Nacional Preparatoria.

Entre 1906 y 1910, se amplió el edificio hacia el sur, con un anexo y con el anfiteatro Simón Bolívar. Sin duda, el arquitecto Samuel Chávez logró combinar la arquitectura del XVIII con el eclecticismo del siglo XIX.

Hasta 1982, la construcción sirvió como sede del plantel n.° 1 de la Escuela Nacional Preparatoria. Diez años más tarde, en 1992, por iniciativa de Rafael Tovar y de Teresa, fundador del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (hoy Secretaría de Cultura del Gobierno de México), el edificio fue restaurado por el arquitecto Ricardo Legorreta y, con la inauguración de la gran exposición México: esplendores de treinta siglos, inició una nueva etapa como el recinto cultural que hoy conocemos.



Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.


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