San Ildefonso en el Tiempo | El Anfiteatro

El Anfiteatro, la fachada sur del Colegio de San Ildefonso


Hacía 1907, en el marco de los festejos de la Independencia, Porfirio Díaz ordenó la construcción de edificios conmemorativos y el mejoramiento de otros inmuebles significativos para la sociedad progresista decimonónica. Tal fue el caso de la edificación de un paraninfo o anfiteatro en la Escuela Nacional Preparatoria, el cual la pusiera al nivel de las grandes universidades europeas.

Samuel Chávez fue el arquitecto encomendado para ejecutar la construcción del anfiteatro de la preparatoria; para ello tuvo presente los fundamentos del arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc, las referencias del barroco novohispano del colegio jesuita y la ingeniería más moderna de aquel entonces; es decir, el sistema constructivo de concreto armado y pilotes, concebido por Francois Hennebique.

Maestro de dibujo tanto de la Escuela Nacional de Artes como de la Academia de Bellas Artes, Samuel Chávez fusionó hábilmente el diseño del pasado y la ingeniería de su tiempo: del edificio jesuita, retomó pilares, arcadas, estípites y vanos mixtilíneos, y los combinó con casetones, mascarones, hojas de acanto y pedestales realizados en cantería y tezontle. Trabajados cada uno de manera industrial, su acabado proyecta un sentido de limpieza, equilibrio y simetría. La ejecución de barandales, sillerías y emplomados de las ventanas siguió el mismo tratamiento, solo que fueron realizados en vaciados de hierro, molduras hechas en placas de concreto y cristal pigmentado de fábrica. El resultado estableció un sólido dialogo arquitectónico de formas y texturas.

El diseño isóptico y acústico del anfiteatro fue pensado para que 450 estudiantes pudieran tener clases magistrales; el órgano –que ya no existe— habría de ser útil para ceremonias y conciertos; un gran vitral, cubierto ahora por un plafón, funcionaba como un gran tragaluz que permitía el paso de la luz natural. Se trataba de que cualquier estudiante que ingresara se sintiera en un ambiente exuberante, propicio para el aprendizaje.

La fachada es una repetición armoniosa de la entrada de San Ildefonso, con excepción de las alusiones religiosas; está rematada por un balcón y compuesta con un equilibrio simétrico de ventanas flanqueadas por estípites cubiertas con hojas grandes de acanto, alegoría de un espacio dedicado al florecimiento del saber y del conocimiento.

El día de la inauguración llegó: la mañana del 22 de septiembre de 1910, el presidente Porfirio Díaz llegó acompañado de sus ministros, entre los que destacaba el de Educación, Justo Sierra. Se realizó una ceremonia y se dictó un discurso, con el cual no solo se inauguraba este recinto, sino también la Universidad de México, hija del progreso y encumbramiento científico de la que hablaremos en otra entrega.

A partir de 1930, el anfiteatro fue nombrado Simón Bolívar, por el centenario de la muerte del Libertador de América.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.



Bibliografía:
  • Mariscal, Federico, “El arquitecto Don Samuel Chávez”, en Revista de la Universidad de México. México, UNAM, 2008.
  • Ramírez, Fausto. Modernización y Modernismo en el arte mexicano. México UNAM, 2008.
  • Serrano Migallón, Fernando. “La Universidad patrimonio inmaterial de México”, en Maravillas y Curiosidades, Mundos inéditos de la Universidad. México, UNAM, 2004.

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