San Ildefonso en el Tiempo | La compañía de Jesús ante el colapso del imperio español

Fin de siglo: La compañía Jesús ante el colapso del imperio español y ascenso de los Borbones


La infancia de Carlos II estuvo rodeada de los serios temores por su vida, pues era raquítico y enfermizo, nadie esperaba que llegara a la mayoría de edad, su lactancia duró cuatro años y padecía constantes fiebres que le producían cuando hacía el menor esfuerzo…

José Manuel Lozano Fuentes


W. Humer 
Retrato de Carlos II, Rey de España (1661-1700)
La cuenca del Caribe fue el escenario de los conflictos entre Francia, Inglaterra y Holanda, que buscaron a toda costa adquirir posesiones en la región que les sirviesen como puente para intercomunicar sus dominios territoriales, que se encontraban en el extremo norte del continente americano. Necesitaban enclaves de producción de caña de azúcar, para la fabricación de ron y colocar sus productos en los controlados puertos españoles. 

Los recursos naturales del Canadá francés, que bajaban por la cuenca del Mississippi y se abrían paso en el puerto de Nueva Orleans, no contaban con un punto de enclave previo a la salida al Atlántico, por lo que se dio la ocupación de la isla de La Española, donde había comenzado la expansión de España; esto más que un arrebato, era una afrenta al orgullo hispánico. 

La Florida, con su geografía pantanosa y llana ocupada por misiones agustinas y presidios españoles era utilizada como fortificación para estar alerta de las incursiones de piratas holandeses; sin embargo, en más de una ocasión fue fallida su misión.

En el continente, la situación no era diferente: las viejas rencillas entre Portugal y España mostraban su más agudo punto de quiebre, al momento de hablar sobre cuáles eran los límites entre el inmenso virreinato del Perú y las capitanías del Brasil, cuyas líneas imaginarias desde el Tratado de Tordesillas se desdibujaban en la inmensidad de las regiones del Amazonas, Mato Grosso y la cuenca del Paraná. 

El auge argentífero provocado por las minas de plata del cerro rico del Potosí, cuyas extracciones eran llevadas de principio costa arriba vía el Callao y Cartagena eran esperadas por los corsarios ingleses y holandeses, solo tenían que esperar pacientes la llegada de los ricos cargamentos. 

Era necesario delimitar el interior del continente, pues pronto se encontró otra posible ruta que pusiera a salvo la preciada mercancía: bajar el mineral a través de la cuenca del Paraná hasta su desembocadura conocida como el Río de la Plata y ahí embarcar a la metrópoli, lo que propició el desarrollo de ciudades como Buenos Aires; más tarde el tráfico de mercancías provocado por la alianza entre Portugal e Inglaterra, de manufacturas e introducción de esclavos, dieron origen a ciudades como Montevideo.

En el norte, el Virreinato de la Nueva España tenía una suerte de amplitud territorial, los exploradores españoles del siglo XVI intervinieron su geografía en búsqueda de metales preciosos y rutas que los llevaran a Asia. Se retomó un interés en los territorios hasta el descubrimiento de minas de plata en Parral, lo que llevó a la necesidad de proteger sus espacios de las incursiones de pueblos semi nómadas. 

Los jesuitas ocuparon ese espacio geográfico del noroeste, escena de esta compleja geografía de intereses y fricciones; en el virreinato de la Nueva España esa región de importantes enclaves de reales mineros intercomunicados por el Camino Real de Tierra Adentro y la ruta del tornaviaje de la Nao de China en el Pacifico, y en el sur, en la cuenca del río Paraná, donde fundaron misiones gracias al proceso de evangelización de los indios guaraníes, así como en la zona del Chaco, que sería vital para la ruta pensada hacia el estuario del Río de la Plata.

Si bien el establecimiento de las misiones era la labor esencial de la orden jesuita, la gestación de la civilidad occidental en extensiones tan lejanas requería de la presencia de una infraestructura militar ejecutada por el ejército español, así como una red comunicacional de caminos y asentamientos que fungieran a la vez como conexión y presencia hispánica en el territorio; sin embargo, como se ha dicho líneas arriba, las fricciones por intereses creados tenían más peso.

Para la última década del siglo XVII la situación era ya insostenible, la intromisión y conflicto de interés de unos con otros los llevó a la firma de la llamada Paz de Ryswick, un tratado del que el imperio español no saldría bien librado, pues a cambio de mantener sus posesiones, perdía o dejaba en manos de los imperios emergentes las puertas de accesos a sus territorios como Dominica y La Española (hoy Haití). También Belice y Florida se perdían. Ante esta hemorragia territorial, no había mucho que hacer: por si fuera poco, tres años más tarde, el primero de noviembre de 1700 Carlos El hechizado moría sin sucesores, lo que desencadenaría la llamada guerra de sucesión que confrontará a las casas reales europeas por el trono español en un conflicto que duraría más de una década cuya conclusión sentará al trono a Felipe V de la casa de Borbón.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.



Bibliografía: 
  • Lynch, John. España bajo los Austrias. Barcelona, Critica, 2010.
  • Lozano Fuentes, José Manuel. Historia de España. México, CESA, 1980.
  • El arte de las misiones de la Nueva España 1600-1821. México, ACSI, 2009.
  • Dècorme, Gerard. La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial. 1572- 1767. Tomo I: Fundaciones, México, Porrúa, 1941.
  • Chevalier, Jean. Historia de los latifundios en México. México. FCE, 1997.

 

¿Quieres saber más sobre la historia del Colegio de San Ildefonso?

        

Comentarios

Destacados