San Ildefonso en el Tiempo | Los colegios jesuitas

Los colegios jesuitas y el proceso de evangelización de la Nueva España



Los colegios jesuitas tenían funciones específicas y la relación que se establecía entre ellos era diversa. A su manera, como fue el caso del de San Pedro y San Pablo (y más tarde el de San Ildefonso), cada uno, con su propia administración, funcionó como un nodo; sin embargo, entre ellos, algunos miembros de la orden sostenían un vínculo de interdependencia, como la establecida con la casa de los Alonsiacos, donde se encontraba la imprenta.

Como lo refiere el padre Décorme, y sin pretender demeritar el papel de la Universidad, los colegios jesuitas constituían una especie de universidad, un centro intelectual y de control desde el cual los jesuitas irradiaron su saber a la Nueva España. En el Colegio Máximo de la Ciudad de México radicaban los padres provinciales hasta que, en 1592, se creó la Casa Profesa, donde se trasladaron.

La relación que desde su creación sostuvo el noviciado de Tepotzotlán (1585) con el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y San Ildefonso, residió en el aprendizaje de las lenguas indígenas, necesario para constituir el proceso evangelizador. Se les llamaba padres lenguas a aquellos integrantes de la compañía dedicados al estudio de las lenguas originarias como el náhuatl y el otomí.

Creado por Martin Maldonado, el seminario de Tepotzotlán comenzó como un colegio para indígenas que más tarde se convirtió en el epicentro a donde todo jesuita, tras terminar su formación como seminarista, acudía a aprender alguno de los idiomas indispensables en su labor misionera en el norte.

Al día de hoy, se conservan ejemplos de libros de oraciones, ejercicios espirituales, rosarios, libros de coro escritos en lengua mexicana, como los españoles designaban de manera genérica a los idiomas hablados por los originarios, un término poco asertivo para identificar la enorme riqueza idiomática de las diversas poblaciones que habitaron en el norte. No obstante, una de las mayores aportaciones jesuitas a la historia cultural fue el aprendizaje de estos idiomas, prueba de ello es la traducción al cora, huichol, tarahumara o cahita.

Toda esta información era recabada y enviada al Colegio de San Ildefonso, donde los expertos en lenguas le daban forma para ser impresa y difundida en los territorios donde los jesuitas estaban presentes.

Se puede decir que su labor fue esencial en el proceso de entendimiento y conocimiento del espacio físico; entender las vastedades geográficas fue el resultado de largas observaciones; el registro y documentación de cada proceso representa la evidencia de que existía una necesidad de mantener la memoria y de enriquecer los acervos informativos que contribuirían a un mejor conocimiento del espacio, sus gentes y maneras de acercarse a ellos para obtener mejores resultados en su labor evangelizadora.

Jonatan Chávez

Historiador y Coordinador de Voluntariado y Servicios al Público del Colegio de San Ildefonso.



Bibliografía:
  • Bethell, Leslie. Historia de América Latina. América Latina Colonial: Europa y América en los siglos XVI, XVII y XVIII. Barcelona, Crítica, 1998.
  • Chevalier, Jean. Historia de los latifundios en México. México. F.C.E. 1997.
  • Decorme, Gerard. La obra de los Jesuitas mexicanos durante la época colonial. 1572- 1767. Tomo I Fundaciones, México, Porrúa, 1941.
  • El Arte de las Misiones del Norte de la Nueva España 1600-1821. México, ACSI, 2009.
  • Gonzalbo Aizpuru, Pilar. La Educación popular de los jesuitas. México, UIA, 1989.
  •  ________________. Educación, familia y vida cotidiana en el México Virreinal. México, Colmex, 2013.
  • Vargaslugo Elisa. El Real y Más Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Antiguo Colegio de San Ildefonso. México, NAFIN, 1997.

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